jueves, 19 de junio de 2008

DISCURSO DE CRISTINA EN PLAZA DE MAYO














PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN,
CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER
EN EL ACTO DE PLAZA DE MAYO.

Gracias, muchas gracias a todos por estar hoy aquí, en esta Plaza deMayo, la plaza de todos los argentinos. Muchos de ustedes me conocenantes de ser Presidenta de la República Argentina, me conocieron comosenadora, defendiendo la soberanía nacional de nuestros HielosContinentales; me conocieron también los ex combatientes de Malvinas,cuando los acompañé en el Senado en sus luchas para lograr la ley quereconociera sus derechos; me vieron también los argentinos sentada enmi banca de diputada, junto a ese gran socialista, que fue AlfredoBravo, reclamando la anulación de las Leyes de Obediencia Debida yPunto Final; me vieron los trabajadores y sus dirigentes sindicalesnegarme a votar, allá en el 98', la Ley de Flexibilización Laboral ymás tarde la Ley de la desvergüenza y de la Banelco; me han visto enmuchas batallas, dadas con la convicción, con la pasión de mis ideas,que sé son también las de millones de argentinos.
Sabía que como Presidenta de la República iba a tener que dar alguna otragran batalla, lo supe cuando me comprometí, ante todos ustedes, aprofundizar la transformación y el cambio, que ese hombre que está aquíjunto a mí, mi compañero de toda la vida, comenzó el 25 de mayo del año2003. (Aplausos).
Sabía que la profundización de ese proceso venía por laredistribución del ingreso, porque si bien millones de argentinos hanvuelto a recuperar el trabajo, productores y empresarios su rentabilidad,comerciantes pudieron volver a abrir sus negocios, profesionales volver atrabajar, jóvenes volver a tener esperanzas, sabía que todavía falta muchoy siempre va a faltar.Por eso, cuando tomé decisiones para redistribuir el ingreso no lo hice -se los juro - para perjudicar a nadie, al contrario, no fueron contranadie, fueron para que todos los argentinos pudiéramos vivir un pocomejor; para que los alimentos, que mencioné en mi discurso de asunción, el10 de diciembre, como un de los problemas fundamentales que íbamos a teneren el mundo, junto a la energía, llegaran a todos.
Tal vez algunoscreyeron que era sólo un discurso de ocasión, pero aquí está, no solamenteen la Argentina, en el mundo, el problema de alimentos cada vez más carosy de una energía cada vez más cara.Yo sueño - y ese fue mi compromiso al tomar las decisiones - de vivir unBicentenario diferente al Centenario que vivió este país hace casi 100años.
Hace 100 años este país era el principal productor de carne y trigo,exportaba todo, sin embargo los argentinos se morían de hambre y losobreros eran apaleados y fusilados. (Aplausos).La Argentina del Centenario vivió sus primeros cien años con estado desitio por la violencia que la miseria, el hambre y el dolor habíandesatado entre todos los argentinos.

Yo sueño con un Bicentenario diferente, con las industrias trabajando,agregando valor a sus productos para seguir sosteniendo el salario y mástrabajo para los argentinos; sueño con un campo que cada vez produzca másmaterias primas pero que les agregue valor aquí, en nuestro país, para darmás trabajo todavía. (Aplausos). Esos son mis sueños, pero los sueñosnecesitan también de decisiones y del coraje necesario para tomar esasdecisiones.
Cuando vine aquí el 1º de abril, a hablar con todos ustedes, yo creía querealmente estaba ante la batalla por la redistribución del ingreso porque,tal vez, quienes tenían que resignar una pequeña parte de su rentaextraordinaria disputaban y discutían; creía - les juro sinceramente - queestaba ante esa batalla, la de la redistribución del ingreso, la de lalucha de los intereses naturales en toda democracia donde hay conflictosocial.

Pero luego, cuando comenzaron a pasar los días y yo veía que desdeun sector de la sociedad, desde una corporación, cuatro personas a las quenadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían ycomunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas delpaís y quién no, me di cuenta que estaba ante otra situación muydiferente. (Aplausos).¿Por qué? Sin insultos ni agravios, el pueblo no insulta ni agravia.

Me dicuenta, entonces, que estaba ante otro escenario, ante otrocuestionamiento, ya no era retenciones sí o retenciones no, ya no eranintereses, se estaba socavando, se estaba interfiriendo en la mismaconstrucción democrática, esa que nos dice que son los representantes delpueblo, elegidos en elecciones libres, democráticas y sin proscripciones,los que deciden, deliberan y ejecutan. (Aplausos) Esa es la Argentinademocrática, la de la Constitución, la de las instituciones, la de lospoderes del Estado, legal y constitucionalmente establecidos.Pero cuando además empecé a ver a algunos que parecían colarse entre esosreclamos, y que ya no cuestionaban ni las retenciones ni nada, simplementenos insultaban por haber reinstalado la vigencia de los derechos humanosen la Argentina, el escenario fue completo y total. (Aplausos)Yo creo sinceramente que eran colados que siempre tratan de acercarsecuando hay conflictividad, para ver si pueden dar marcha atrás y volver ala impunidad, no se dan cuenta que es la historia y el pueblo el quedecidió derribar el muro de la impunidad.

Pero quiero creer sinceramenteque tal vez esas cuatro personas, llevadas por la propia dinámica de loshechos, por la propia dinámica de las corporaciones que muchas veces nopueden ver más allá de sus propios intereses sectoriales, no se dieroncuenta de lo que estaban haciendo. Yo quiero en nombre de la vigenciademocrática, en nombre de la Constitución, en nombre de las leyes de laRepública, que adviertan que si la historia primero fue tragedia hoy serepite como comedia, y que ya los argentinos no queremos más comedias,queremos por sobre todas las cosas volver a recuperar responsabilidadinstitucional y vigencia de la Constitución.
Cuando uno ve el mundo que hoy tenemos, cuando un dirigente lo es nosolamente porque ocupa un lugar institucional sino porque además puedeanticiparse a lo que viene, advierte cuánta razón teníamos en volver aretomar instrumentos básicos de la política económica del Estado como sonlos derechos de importación y de exportación para apuntalar un proyectonacional y popular. (Aplausos)Permítanme decirles que estos mismos derechos de exportación que hoy soncuestionados, junto a los derechos de importación, también formaron partede otra política, la política de los años `90. Allí se bajaron a cerotodos los derechos de exportación vinculados con lo agropecuario, sebajaron también a cero los derechos de importación, se nos cayó todo, elcampo, la industria.Es entonces hora de que todos los argentinos advirtamos la importancia deestos instrumentos que los grandes países desarrollados utilizan paraprotegerse y muchas veces utilizaron para perjudicarnos a nosotros, lospaíses emergentes. (Aplausos) Lo sabemos porque lo discutimos en el mundojunto a otras naciones que creen que es necesario recuperar losinstrumentos de decisión nacional para construir un país más justo.

Estamos ante una gran oportunidad histórica por primera vez, por primeravez ellos necesitan más de nosotros que nosotros de ellos. (Aplausos)Seamos inteligentes, dejemos de mirarnos el ombligo, dejemos de lado esacostumbre de cierta dirigencia argentina que cuando se frustra frente alvoto popular se encierra sobre sí misma y no es capaz de mirar o tenderuna idea mejor, y si no la tiene apoyar al que tiene una idea mejor queél.

Necesitamos todos los argentinos, todos los sectores de la producción, deltrabajo, de la industria, del comercio, aunar esfuerzos para aprovecharesta oportunidad y construir el país que soñamos.Yo empecé muy chica con esas mismas banderas que muchos de ustedes portancon orgullo. Pasaron muchas cosas argentinos, nos dividieron, nosenfrentaron los unos con los otros, civilices y militares, el campo y laindustria, y solamente se beneficiaron de esos enfrentamientos muypoquitos.Los que primero cayeron como siempre fueron los pobres, después fueron lostrabajadores, después vinieron por la clase media, por esa clase media quemuchas veces a partir de prejuicios culturales termina actuando contra suspropios intereses. Los intereses de la clase media son los de lostrabajadores, son los de los empresarios comerciantes, son los de losargentinos que tienen sus intereses atados aquí a la tierra, que no puedengirar dólares al exterior, que tienen su casa aquí, sus hijos.Tenemos que aprender a mirar más allá de lo que nos muestran; tenemos queaprender a escuchar más allá de lo que nos recitan; tenemos que comenzar amirar en base a nuestros propios intereses para dejar de lado los cantosde sirena. Tuvimos demasiados cantos de sirena y nos fue muy mal.

Por eso yo quiero desde aquí, desde esta Plaza de Mayo que, como dijeayer, empezó siendo de los peronistas, pero que después de las Madres yAbuelas de Plaza de Mayo es de todos los argentinos (Aplausos); desde estaPlaza quiero convocar a todos a que discutamos en este acuerdo delBicentenario cómo podemos mejorar nuestras políticas agropecuarias paraproducir más, pero también para que los argentinos sigan comiendo bien, esimprescindible garantizar la mesa de los argentinos.

También tenemos que saber y decidir los argentinos cómo queremos vivir yconvivir. Tenemos que aprender que muchas veces puede haber diálogo,discusión y debate, y ojalá que haya acuerdo, pero también sabemos quedialogar puede ser no estar de acuerdo en algún punto. Tenemos queaprender de una buena vez por todas a procesar democráticamente nuestrasdiferencias.
Tal vez con tanto golpe de Estado, con tanta interrupcióninstitucional que hemos vivido, creemos que todo se arregla conintolerancia, con golpes, con bocinas, cacerolas o corte de ruta.Yo creo sinceramente, argentinos, que así no se arreglan las cosas, alcontrario, cada vez se desarreglan más. Siento que nos tenemos que dar latarea todos, sin excepciones, empezando por quien habla, de contribuir aconstruir más democracia y más institución.

Yo les pido a quienes tal vez, estoy segura, equivocados por la propiadinámica sectorial, equivocaron el rumbo y quisieron mandarnos a todos losargentinos, a decirnos por dónde podíamos pasar y por dónde no, si pasabacombustible, pasaba leche o pasaba pan.

Yo creo que estuvieronconfundidos. Por eso les pido que en nombre de la democracia, que ennombre de la Constitución, que en nombre de las leyes, liberen las rutas ydejen que los argentinos volvamos a producir y trabajar. (Aplausos)
No tengan miedo ni dudas al ejercer su representación sectorial, porque sirealmente son representativos seguramente no va a ser necesario que cortenninguna ruta para que no se comercialicen granos o carne.

Debemos entoncestenderles la mano y llamarlos a la reflexión, no en nombre del Gobierno,tampoco en nombre de esta plaza, sino en nombre de los millones y millonesde argentinos a los que todavía les falta seguridad, paz, pan y trabajo.En nombre de ellos, de los que todavía sufren, los convocamos a esteacuerdo del Bicentenario.

Quiero decirles y quiero que todos nos vean y nos escuchen, porque esta esuna plaza del amor y de los sueños, que no vinimos a agraviar, no vinimosa insultar, simplemente a contar nuestras ideas del país que soñamos ycómo lo queremos hacer.
A los que crean que pueden hacerlo mejor quenosotros, y seguramente habrá quien lo pueda hacer mejor que nosotros, losinvitamos a que democráticamente se constituyan como partido político y enlas próximas elecciones reclamen el voto del pueblo para ejecutar suspolíticas y su modelo. (Aplausos)
Así se construye calidad institucional, así se construye democracia, asíse defiende la Constitución y así se hace honor a la bandera y a lahistoria de la Patria.

Muchas gracias por esta Plaza de todos los argentinos, por la Plaza de lossueños y del amor, del país más justo, más democrático, por la democracia,por las instituciones, por la Constitución. Todos juntos hacia elBicentenario. Gracias Argentina, gracias a todos.

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